Por Gisela Cassettai (Equipo de comunicación CePIA) Fotografía: Paula Trimano (Equipo RDA-CePIA)
Los días 25 y 26 de marzo se llevó a cabo el III Conversatorio Internacional sobre Tecnoestética y Sensorium Contemporáneo que propone presentar e intercambiar ideas sobre los debates y problemáticas que tienen lugar en el campo de la literatura y el arte digital desde una perspectiva analítica, crítica y reflexiva, orientando el pensamiento hacia el ámbito específico de la producción artificial de sensibilidades y de subjetividades.
Del nutrido programa de actividades del conversatorio -ponencias, mesas, exposición y conferencias de invitados internacionales-, decidimos acercarnos a escuchar a Daniel Cruz, coordinador del Magíster en Artes Mediales de la Universidad de Chile, cuyo trabajo establece una relación que navega entre la poética y la tecnología.
Su exposición “Iteraciones & Aliteraciones. Procesos constructivos en arte contemporáneo”, plantea el cruce que atraviesa su trabajo en su proceso productivo. Define el término iteración como el lugar procedimental, como la figura que aparece en la construcción de tecnología; y la aliteración lo que viene a interrumpir con dicho ejercicio, es una figura poética y retorica que juega en el campo concreto de la tecnología, expresa el artista.
A lo largo de la charla, Daniel nos hace un recorrido sobre tres de sus proyectos y cómo todos están rodeados por diversos cuerpos constructivos que vinculan el arte contemporáneo y la tecnología. También cómo se nutre para obtener insumos que le permitan producir. Así hace referencia a la figura de la “nube” donde se almacenan los datos que viajan en internet y cómo la misma no es una metáfora, sino una realidad que nos atraviesa, que nos remite al contexto en el que convivimos.
Cruz, se cuestiona ¿cuáles son los límites? y platea que estamos inmersos en un estado de borradura, de indefinición de bordes, de mucha especulación: “Estamos en una mutación sin precedentes, que no está oculta, sino que existe. Me interesa esa visibilidad y esa invisibilidad”, concluye.
Océano de 1 cm de profundidad, es un proyecto que surge de diversas inquietudes y observaciones sobre la función de la escritura en la actualidad. “En especial, el rol que cumple la palabra escrita instalada en las telecomunicaciones y la función de esta en los soportes digitales, en tanto soporte de la realidad, de sucesos simples y complejos; entendiendo que hoy somos consumidores / productores de contenidos digitales, que sustentan nuestra experiencia, las cuales compartimos desde lugares remotos a una velocidad que nos propone un estado de extrañamiento entre el vivir y exhibir”, relata Daniel Cruz. La instalación de esta obra está compuesta por un sistema robótico, una serie de fotografías y un video en la que se propone observar las relaciones históricas y estéticas de la escritura, además de su materialización como medio y soporte de expresión, representación, existencia e información. “Creo que las tecnologías son un campo, a estas alturas, inevitable para el arte contemporáneo. En especial por la dimensión globalizadora que sustenta su desarrollo, como también por la dimensión política que implica el consumo de objetos/artefactos en los cuales no tenemos muchas injerencias y que, muchas veces, definen nuestro proceder y el cómo nos relacionamos”, explica el artista visual.
Geometría de la observación (GeoObs), su segundo proyecto expuesto, refiere a la observación de la relación y articulación de tres capas dialogantes que configuran el sistema actual de representación visual en el territorio de las telecomunicaciones emplazadas en la red: Dispositivo, Imagen y Data.
A modo de introducción, Daniel cita una frase de Edward Snowden sobre la administración de la privacidad:
“La privacidad no se trata de algo que tienen que ocultar. La privacidad es algo que tienen que proteger. Eso es lo que eres, eso es en lo que crees y eso es en lo que quieres convertirte. La privacidad es el derecho a ser, te da la posibilidad de compartir con el mundo lo que eres, en tus propios términos, para que entiendan lo que estas tratando de ser y para protegerte a ti mismo de las áreas que no estás seguro, en la que todavía estas experimentando. Si no tenemos privacidad, estamos perdiendo la posibilidad de cometer errores, estamos perdiendo la capacidad de ser nosotros mismos. La privacidad es la fuente de todos los demás proyectos”.
A partir de esta frase, Cruz agrega que le parece interesante el nuevo lenguaje de la observación y comunicación en el que estamos insertos, un umbral de la observación donde existen dos bordes desde uno como sujeto: La paranoia o la completa incredulidad. El mito de que todo lo que uno escribe se está archivando, o la idea de que nos están espiando y almacenando nuestra información.
El proyecto de Cruz, estudia la relación y articulación de tres capas dialogantes de la representación visual (dispositivo, imagen y data) emplazada en la red y cómo estas desafían al ser contemporáneo. El artista busca observar posibles diálogos que sujan en ese espacio contiguo entre las diferentes capas para explorar articulaciones, fisuras y desplazamientos en el contexto contemporáneo de la comprensión de estar en Red.
Se planten cinco cuerpos de producción pensados de manera integral, con posibles modificaciones que aparecen en el mismo proceso. Entre ellos encontramos documentales, dibujos y objetos. Las piezas de este proyecto tienen que ver con la observación y recolección de datos e informaciones que entregan los sistemas informáticos, como también la comprensión de la actividad local, territorial y sus dinámicas sociales.
Por último, nos presenta su reciente obra, que actualmente se encuentra expuesta en el Museo de Arte de Contemporáneo, en Santiago de Chile. La misma se titula espesores tisulares, donde mediante fotografías, videos, objetos e instalaciones reactivas, el artista explora la noción contemporánea de estar en red. Es una exploración de identidad que surge desde diversas materialidades, y que busca aproximarse a lo indefinido de un cuerpo inestable frente a las paradojas de la comunicación global y sus efectos en las dimensiones tangibles y virtuales.
El proceso de producción en la vinculación del arte contemporáneo y tecnología, según el artista chileno, tiene que ver con lo que se denomina “extensión de conocimiento”, es generar un campo de discusión haciendo participe al otro.
Con la idea final que nos deja Cruz, podemos reflexionar sobre las condiciones de producción a partir de las cuales se crea una obra y cómo los nuevos lenguajes que disponibilizan las “nuevas tecnologías” irrumpen en el contexto actual y en el hacer artístico contemporáneo. Disciplinas y objetos provenientes de otros ámbitos se trasladan a terrenos poéticos y artísticos que generan territorios de experimentación y pretenden generar reflexiones que aporten nuevas miradas a la hora de producir procesos de transformación social, política, cultural y personal.