Reseña: II Jornadas de Educación Artística. 25 y 26 de Octubre de 2017. CePIA, Facultad de Artes, UNC (Ciudad Universitaria) y UPC (Ciudad de las Artes)
Texto: Henry Mainardi (henry.mainardi@gmail.com)
Los días 25 y 26 de octubre pasados se realizaron las II Jornadas de Educación Artística en Córdoba, co-organizadas entre la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Provincial de Córdoba. Durante los dos días se realizaron conferencias, actividades culturales, talleres intensivos y mesas de debate en torno a la educación artística dentro y fuera del sistema educativo.
Las II Jornadas de Educación Artística se presentaron como una entrega recargada de las primeras que se realizaron en el año 2015 en la UPC. Esta vez, las organizadoras María Gracia Ale y Sara Carpio impulsaron el evento en una alianza entre la Facultad de Arte y Diseño de la UPC y la Facultad de Artes de la UNC. En esta segunda edición las reflexiones en torno a la práctica pedagógica se vieron ampliadas. Por un lado, se invitó a profesionales de distintas áreas artísticas (música, artes visuales, danza, filosofía, etc.) a pensar sus experiencias educativas. Así, se motivó a compartir la singularidad empírica con otrxs y se ahondó en aquellas preguntas que aparecían en el factor común: la situación de enseñanza- aprendizaje de las artes. Por otro lado, se amplió la reflexión en relación al contexto, incluyendo prácticas no formales (aquellas prácticas pedagógicas que se dan por fuera del ámbito educativo escolar) y prácticas formales (aquellas que ocurren delimitadas dentro del sistema educativo).
En la apertura, realizada en la Sala Menor de la Ciudad de las Artes, la Decana de la Facultad de Artes UNC, Miryan Kitroser, dedicó unas palabras a la reflexión en el año previo a la realización en Córdoba de la CRES 2018 (Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe). También hizo referencia a un contexto político donde las fuerzas conservadoras toman mayor puja en América Latina y se deslegitiman aquellas disciplinas que no son funcionales a las ideas de mercado y corporativismo. Esto ocurre a la par que el conocimiento crítico es cada vez menos requerido: la mano de obra no necesita pensar, sino hacer. La pluralidad de voces, de experiencias y manifestaciones del estar en el mundo son recortadas con el filo de la utilidad. Así, se ve reducida la carga horaria de las materias artísticas y humanísticas, en una búsqueda de la productividad y la enajenación.
En estas aguas es que las II Jornadas de Educación Artística se propusieron como un espacio de encuentro, reflexión e intercambio de experiencias y estrategias. Surgen, de algún modo, como un lugar de resistencia en el que lxs educadorxs se preguntan aún con más fuerza el sentido de sus prácticas. Un espacio en el que confluyeron personas de distintas edades, escuelas y ramas artísticas con un interés en común: que el arte sea una posibilidad para pensarnos.
Las propuestas de las Jornadas fueron amplias y variadas. En dos días se desarrollaron conferencias, actividades culturales, talleres intensivos y mesas de debate. En el primer día las mesas debate se enfocaron en la reflexión sobre la Educación artística dentro del sistema educativo, con ejes que abarcaban las distintas etapas del aprendizaje (nivel primario, medio, superior y adultez), lo multidisciplinario, la contemporaneidad, las problemáticas contextuales. Ese día terminaba con tres propuestas de taller intensivo de juego con papel, danzas e improvisación musical.
El segundo día, las mesas de debate giraron en torno a aquellos escenarios alternativos al sistema educativo. Particularmente, una de las mesas problematizaba la educación artística y su relación con los museos, la otra el ejercicio de la educación artística como práctica social y como derecho.
A lo largo de las Jornadas, distintas actividades culturales de música en vivo, artes visuales, danza y performance se fueron desarrollando e instalando la importancia de la experiencia. Ésta pareciera ser la importancia del arte en nuestras vidas: la experiencia presente que rehúye a la enajenación y a la masificación. Pensar el arte como una forma de conocimiento y de pensamiento a través de la experiencia singular que nos produce, validando la pluralidad y la sensibilidad. Una invitación para pensar el mundo a través de los sentidos.