Reseña: Mesa “Artes teoría y estética” en las XXI Jornadas de Investigación en Artes
Jueves 14 de septiembre 2017. Auditorio CePIA.
Por Cabrera Zapata Kevin (keviin_1693@hotmail.com)
Imágenes: Gabriela San Martín (Equipo RDA-CePIA)
Con motivo de constituirse las XXI Jornadas de Investigación en Artes se llevaron a cabo, durante los días 13, 14 y 15 de Septiembre del 2017, distintas ponencias a través de diversos investigadores y grupos de investigación dedicados al estudio y la teorización del arte. Organizado por la Secretaría de Investigación y el Centro de Producción e Investigación en Artes (CePIA) de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en sus 21 encuentros, se abordaron diversidad de ejes temáticos considerando todos los lenguajes artísticos. Distribuidos en 25 mesas, se presentaron problemáticas tales como “Diálogos entre disciplinas”; “Estudios teatrales”; “Arte, teoría y estética”; “Artes y educación”; “Estudios de performance musical”, “Análisis musical”; “Estudios sobre música popular”; “Artes visuales, diseño y arquitectura”; “Estudios sobre la percepción y la visión”, “Arte, historia y cultura”, “Monumento y cultura”, “Circulación y apropiación de la imagen fílmica”, “Estudios sobre cine”, “Cine y comunidad”, “Arte, cuerpo y performance” y “Arte, crítica e historiografía”.
Ahondaremos en este apartado las vivencias ocurridas en la mesa 14 por donde se abordaron problemáticas en torno al eje “Artes, teoría y estética”. Coordinado por la Dra. Ilze Petroni, las ponencias iniciaron con el Lic. Manuel Molina quien presentó su investigación, motivo de su doctorado en Artes, denominada “Pasillos. Adorno y las condiciones de posibilidad de una estética local”. Su trabajo se ha planteado por medio de cuatro bloques, lo que él ha dado en llamar: pasillos. La noción de pasillo es referencial en cuanto denota las anécdotas ocasionadas “entre pasillos”, es decir, en espacios en donde las personas dialogan sobre acontecimientos ocurridos de interés en común, espacios que son propios de un constante transcurrir. De este modo, Molina rescata en cada pasillo una anécdota diferente que le permite dar origen a cada aspecto de su investigación.
Pasillo 1: Al recuperar una situación oída por un conocido sobre una disputa entre profesores de la Facultad de Artes en donde se plantean teorías de estética diferentes, Molina indaga acerca de intentar pensar cuáles son las bases intelectuales en las cuales construir un discurso estético. Basado en la proposición adorniana que implica la existencia de una historia natural, se evidencian discursos hegemónicos propios de países centrales que determinaron y determinan los modos de hacer estética. Con ello, Molina considera la necesidad de replantearse éstos métodos y re-construir marcos teóricos locales. Con énfasis en lo federal desmiente que tenga que seguir existiendo una dualidad entre “lo europeo” y “lo indio” que divida y compita entre sí por su supervivencia. Emanciparse de ello resultaría así elemental para pensar una estética local.
Pasillo 2: En éste apartado desarrolla su tema de investigación. Basado en la teoría estética de Adorno, considerando que la lógica de desmoronamiento de los materiales tradicionales -artísticos- y la descomposición de la sociedad burguesa le permiten apuntar a un desarrollo de la crítica inmanente pensando con y en contra de Adorno, es decir, deconstruir al autor desde sus propios términos. Para ello propone dos casos de análisis: el espacio cultural Casa trece y la obra “López” de Lucas Di Pascuale. Así, debate acerca de lo que considera estéticas de la interferencia –respecto a los sentidos de percepción- y estéticas del complot –mecanismos de interés manipuladores-. De éste modo el tema de investigación se ha planteado como un protocolo de desintegración de la estética de Adorno.
Pasillo 3: Aquí Molina consigue rastrear lo que se denomina impulsos ecologistas de la teoría de Adorno. Existe un vínculo entre naturaleza y artes modernas debido a la caída de los materiales estéticos –que no son naturales, son construidos por la sociedad-. A partir de ello, realiza análisis musicales –estudios de dodecafonismo-. Entonces, el material estético sería entendido como un entrelazamiento entre material y naturaleza.
Pasillo 4: Con éste apartado plantea reflexivamente la construcción dialéctica que existe entre materiales estéticos y naturaleza. Se comprende la ampliación de lo material hacia el uso de nuevos materiales –por ejemplo, con la práctica de la performance-. Todo ello para, finalmente, considerar pensar la materialización como un proceso de re-materialización.
Luego, el turno de exposición fue designado a el Prof. Martín César Alaluf quien propuso “Idea, copia y simulacro: Un menú antiplatónico en torno a la reflexión sobre el arte” como problema de investigación en donde considera comprender la noción de objeto dentro de la categoría de artístico. Para ello, se basa en la crítica general, la cual “busca definir y diferenciar la idea de la copia (Platón). Se dice que existe la voluntad de copiar –un modelo, un simulacro- en donde la búsqueda de la semejanza es el efecto –también pensados en términos de identidad-”. Esto también se construye, dice Alaluf, “por medio de un devenir ilimitado, que es heredado y aceptado”. Luego introduce la idea de simulacro que niega al modelo y la repetición. Con ello se puede pensar en pretender liberar los simulacros –aunque resulten falsos- en relación con la idea y la participación del ser.
Alaluf también recupera la teoría de George Dickie quien considera que hay que confrontar la tradición epistemológica –platónica- desmontando así el concepto de mímesis –como copia-. La idea de Platón sobre mímesis, entiende, es imitación. Pero Alluf considera que “no toda imitación es arte, por lo que las ideas platónicas serían limitadas”.
Además plantea que la definición del arte es inalcanzable, por ello comprende que hay que buscar una teoría institucional del arte por medio de una reflexión filosófica. Explica también cómo un artefacto se constituye como objeto artístico: implica un trabajo mínimo, incluido dentro de un marco institucional que lo avala y un público involucrado.
Finalmente concluye que el arte es de naturaleza flexional puesto que presenta un apoyo mutuo: por un lado, lo que se dice que es y por otro, lo que realmente es. Esto se definiría como una teoría circular de aspecto antiesencialista y político, abierto y liberal.
Con “El entendimiento y la acción de las Artes Visuales” Nicolás Yovino continuó el debate desde una investigación que retoma las ideas de J. Habermas respecto a la fuerza ilocucionaria: aspectos pragmáticos del discurso artístico. Centrándose en las ideas sobre de las obras de arte entendidas como un acto semiótico -locución, ilocución, perlocución-, y de carácter constatativo y realizativo en donde la obra muestra un contenido -significa algo-.
Luego realizó un énfasis en el concepto de acción comunicativa: el signo como acción -obra- y discurso -estrategia y entendimiento-. Con el término entendimiento, apuntó, el público logra interpretar la obra a través de un proceso cooperativo -que tiene valor y validez-. Esto consigue tomar una postura racional -lo que permite que la obra sea aceptada o puesta en cuestión- y esta mirada podría terminar siendo universal -actos semióticos-.
Yovino aclaró también que el artista tiene un acuerdo de verdad y validez para con la obra. Existe una práctica inferencial, que permite descubrir las prácticas discursivas. Con ello, los diferentes actores deben negociar un modelo de interpretación, que problematiza la obra –su discurso, su tema, su concepto- con el fin de profundizar el conocimiento del arte.
Finalmente, Emiliano Terráneo reflexionó acerca de “La música como uso del tiempo” planteando que la música es un arte temporal y su trabajo se basa en el estudio de la relación música-tiempo, entendiendo la idea del tiempo con carácter de puntualidad vivido, real de la experiencia-, en donde la concepción metafísica del tiempo condiciona identidades.
Luego Terráneo explicó tres formas de comprender el tiempo:
Tiempo vivido -del ser-: Posibilita vivir distintas formas del tiempo. Relacionado con el lenguaje.
Tiempo del mundo.
Tiempo ontológico –tiempo del habla, tiempo objetivo-: Tiempo del ser que existe porque hay tiempo.
Apoyándose en términos de J. Rancière sobre el tiempo como interés político, Terráneo explicó que hay modos de hacer y decir -política- y que lo político interviene sobre lo visible -práctica-, además esto genera redistribución del tiempo para la emancipación, es decir, cómo el arte se relaciona con el mundo. De ello realiza un vínculo con la teoría de Adorno sobre el carácter didáctico del arte y también con las ideas de P. Bourdieu de arte y tiempo.
Con las ideas de arte como tiempo, Terráneo además, destacó que esto se constituye por medio de una relación ontológica -sin tiempo, no existiría el arte- lo que permitiría reconfiguraciones del tiempo a través del arte. Además, desde una visión metafísica, el tiempo es visto como contexto en cuanto existe una relación con el presente y de éste modo la música puede detener o incluso suprimir al tiempo.
Finalmente, Terráneo da cuenta de un análisis técnico en dónde el tiempo puede ser lineal o no-lineal. De este modo, el tiempo es comprendido como forma de experimentar la música. A su vez, la música contemporánea puede ser entendida como una filosofía de venida sensible -expresión- desde una doble temporalidad del arte -ontológica y contingente-.
El cierre de las ponencias se dio a través de la apertura de preguntas y comentarios al público presente en dónde se pudieron profundizar ideas en torno a comprender la multidimensionalidad de la noción del tiempo en la música. También, se debatió acerca de la función del arte y el anti-discurso -o el discurso sobre el discurso del arte- con la hipótesis de haber matado al arte. Dejando un final abierto, se planteó la falta de áreas de investigación que aborden temas como la crítica a la crítica del arte. Con ello finalizó la mesa 14 de estas XXI Jornadas de Investigación en Artes.