No te vayas sin curvar

“No te vayas sin curvar”
La técnica al servicio de la experimentación y creación artística

Reseña: En construcción. Taller-laboratorio de doblado de maderas al vapor
Del 25 de Septiembre al 6 de Octubre de 2017. Sala de Exposiciones, CePIA

Por Mónica Miguel (monicamiguel.cba@gmail.com)
Registro fotográfico: Daniel Isoardi y Desiree Delbón (Equipo RDA-CePIA)

La propuesta de taller – laboratorio que se extendió durante 10 días en la Sala de Exposiciones del CePIA, tuvo su eje en la técnica de curvado de maderas aplicada al campo de la experimentación artística. Micaela Müller, Agustín Begueri y Antonella Accietto abrieron un espacio de trabajo para aprender, compartir y crear con todos aquellos que se animaron a explorar la propuesta.

La madera y el agua entran en relación. Y pasan cosas. El agua y el vapor atraviesan las fibras de la madera y lo que era un elemento rígido, se convierte en un material plástico, versátil y flexible. Tablas de kiri, álamo, paraíso, olmo, guayabira o roble, se curvan en nuestras manos dando paso a formas nuevas. 

¿Ya curvaste?

El taller funcionó a puertas abiertas y cada participante que se acercó fue invitado a “pasar por la experiencia” de curvar la madera y aprender su proceso. Los participantes fueron preguntando, aprendiendo, eligiendo distintos moldes, indagando sobre tipos de madera y espesores, y sobre todo, experimentando. La técnica es sencilla, la experiencia poderosa. 

El procedimiento estaba a la vista: las tablas pasan varias horas sumergidas en una batea con agua, luego -de acuerdo a su espesor- algunos minutos en una cámara de vapor, y ya están listas para fijarse en los moldes donde será curvadas.

Ni bien la madera es sacada de la cámara de vapor debe ser llevada y curvada rápidamente y en esos precisos minutos suceden cosas extraordinarias. Se produce un pequeño alboroto: mientras uno fija la atención y va empujando la madera, aparecen muchas manos alrededor: sosteniendo el molde, poniendo guías, ajustando mariposas, todos acompañando el movimiento y la acción. Todos sosteniendo, ayudando, aconsejando, vigilando el proceso. 

Más allá de las miradas, objetivos e intereses particulares de cada uno, la experiencia de curvar propició constantemente el asombro, el trabajo en equipo y la construcción colectiva.

Qué ves cuando me ves

Una madera curvada despierta muchas miradas: donde unos imaginan una guitarra, otros verán una silla thonet, objetos de diseño, maquetas de arquitectura. Si bien la propuesta de taller laboratorio estaba enfocada principalmente a la experimentación artística, muchas personas se acercaron motivadas por intereses específicos. Luthiers, diseñadores industriales, carpinteros, artesanos, estudiantes de arquitectura, encontraron también en este espacio un lugar de aprendizaje aplicable a sus disciplinas. Si bien los usos pueden ser muy diferentes, todos nos muestran algo en común: la técnica sobre el material y el abordaje del espacio abren el camino transformador de la posibilidad.

El montaje en construcción

La experiencia no se agota en la técnica, aún hay un paso más. Cada madera trabajada se vuelve parte de algo mayor y cada día de taller fue un proceso abierto, colectivo y colaborativo de creación de una obra artística. 

Los participantes fueron invitados a montar cada una de las piezas libremente, poniendo en juego su mirada estética. Cada madera se fue ensamblando con otras y, al cabo de diez días, creció una estructura sólida y articulada; cada pieza fue transformando las anteriores y dando lugar a formas y movimientos nuevos. La obra siguió el mismo camino que el material: se volvió versátil y mutable. 

“En construcción” abrió las puertas del proceso creativo y puso a disposición de todos un espacio colectivo de aprendizaje, de exploración, flexibilizando estructuras de pensamiento y acción, conformando así comunidades colaborativas y flexibles de aprendizaje, experimentación y creación.