Por Mercedes Noguera (Adscripta CePIA) – mercedes.noguera@gmail.com
Registro fotográfico: Gabriela San Martin y Marco Buontempo (Equipo RDA-CePIA)
A raíz de mi admiración por el funcionamiento del vestuario en escena le pregunto a Fernando Surita sobre el camino recorrido. Para gran sorpresa personal y de quien haya presenciado su trabajo en la obra teatral, revela que es la primera vez que hace vestuario de teatro y asegura que fue un gran desafío para él.
El comienzo.
Fernando terminaba de cursar la Tecnicatura Superior en Diseño de Indumentaria y Complementos en la Escuela Superior de Artes Aplicadas Lino Spilimbergo (Facultad de Arte y Diseño, Universidad Provincial de Córdoba) y las chicas del grupo de teatro La Divain le propusieron hacer el vestuario de la obra.
Por el momento, trabaja solo. Antes había confeccionado vestimenta para Transformismo y Drag queen. Existe para él una gran diferencia entre la confección de vestuario para un espectáculo teatral y la de prendas de indumentaria cotidiana.
La reunión.
Le contaron de la obra de teatro y tuvo que investigar. Lo que resultó fundamental fue el encuentro directo con el grupo: saber cómo era cada personaje, dónde se situaba, qué necesitaba y un poco la historia de cada uno. Así llegó a unos bocetos que encantaron a todo el grupo.
La asistencia a los ensayos fue repetida debido a la problemática que tienen todos los personajes: es necesario que el vestuario se pueda sacar y poner fácilmente porque los actores y actrices entran y salen desde y hacia la pantalla para manipular las sombras.
Detrás de pantalla no tienen puesto el vestuario
Los Materiales.
Ellos sugirieron algunas ideas de materiales que tenían pensados y eso se tradujo en un maravilloso trabajo creativo. La definición del material resulta determinante para que cada diseño se diferencie por su originalidad.
El personaje de Minos realiza movimientos de contorsión y acrobacia y su vestuario está construido con pedazos de cuero sintético que brilla como charol. Aunque la rigidez del cuero parezca incompatible con la fluidez del actor, su máscara bozal, los cuernos y las muñequeras disparan el imaginario del espectador hacia la morfología animal. Fernando expresa que “de acuerdo a los movimientos de los actores lo que tenía pensado iba cambiando”.
Para Virgilio usarían cuerdas. Su vestuario está construído sin broches. Las sogas tienen nudos que permiten poner y sacar los tiradores que terminan en hombreras. El diseño contempla la forma del cuerpo del actor y se completa con un pantalón con elástico.
Con Francesca y en relación a la representación de la lujuria, se utilizarían plumas y un vestido con mangasde encaje.
Durante la representación resulta muy importante la presencia permanente del músico en escena, por ello diseñar sus prendas y hacerle un asesoramiento por parte del vestuarista resultaría un gran aporte visual.
Los actores y actrices se cambian solos. Con el apuro y el transcurrir de los cambios de prendas se traba un cierre o se rompe un botón.
Aún cuando los diseños están terminados no hay un momento en el que el vestuarista no tenga mas nada que hacer, Fernando asegura “uno tiene que estar siempre predispuesto al después del estreno; cómo va el vestuario y si los actores y actrices necesitan algo”.
Las sombras.
El teatro de sombras en esta obra, por momentos funciona como marco que evidencia el espacio ficcional donde se sitúa cada personaje, por lo tanto el contorno de los cuerpos, la silueta de las plumas o las telas acompañan la escena.
Las luces.
Según Fernando para el diseño del vestuario es fundamental tener en cuenta cómo se va a ver en el escenario, y eso también depende de la ubicación espacial del espectador, de la cercanía o no. La iluminacion tambien afecta a eso y los movimientos del actor.
“Cuando vi la primera función: La verdad que me sentí orgulloso conmigo mismo y uno realmente ve el placer de lo que hace”. Fernando se refiere a que “quieras o no, uno está metiendo varias cosas al vestuario, la creatividad, el arte, el amor, la vocación sobre cada prenda. Todo eso. Amor a la profesión es el amor a ver el trabajo realizado. Yo mismo me sorprendo a veces. Es un reto para mí… también un desafío”.
Fernando tiene su marca de indumentaria independiente Misuri design. Se caracteriza por su estilo particular y eso es lo que lo diferencia: el estilo de diseño. Él cuenta que “hay bastante trabajo creativo detrás. A mí me gusta un vestuario alternativo que no tenga distinción de género y que utilice materiales nuevos, algo fuera de lo común”.
Fernando Surita acompañó todo el proceso teatral de La Divain en esta obra. Para él “trabajar para El Infierno de Dante es como una carta de presentación (…). Estoy agradecido con ellos y con la libertad que me dieron para trabajar. Trabajar, en conjunto también, pero con libertad”.