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Palabras sobre un proyecto de investigación y producción inescrupuloso sobre la censura sistemática en el arte cordobés
Reseña: Exposición “Traducciones Disruptivas”. Sala de Exposiciones del CePIA, del 31 de marzo de 2017 hasta el 12 de abril.
Por Rosario Sciú (charossciu@gmail.com)
Imágenes: Daniel Isoardi (Equipo RDA-CePIA)
Traducciones disruptivas fue la muestra que desde el 31 de marzo al 12 de abril se apropió del CePIA. La palabra justa es apropiarse porque además de ocupar la sala de artes visuales, el montaje se extendió por los pasillos y salones del edificio contiguo, por las paredes y por el piso. Esta estrategia buscaba llamar la atención, invitar a la sala y plantear una primer dicotomía: el adentro-afuera de la sala de exhibición, de la forma “más gráfica y llamativa posible” como dice Constanza Casarino, una de las integrantes del proyecto.
Siguiendo, adrede o no, los carteles que empapelaban el edificio y enunciaban “peligro” o “violencia”, los visitantes se encontraban con un montaje de textos, fotografías, una proyección en las paredes y una pantalla en la que se reproducía un video en loop sobre el piso de la sala: una serie de operaciones alegóricas basadas en la investigación sobre casos de censura del arte local que, desde hace más de dos años, realizan las integrantes del proyecto “Traducciones: una poética crítica sobre la censura” (1).
Vamos por partes. Las fotografías retrataban a la catedral y al cabildo de nuestra ciudad, ambos edificios simbolizan ámbitos de ejercicio del poder de dos instituciones gruesas en historia y alcance. Con encuadres contrapicados, en cada secuencia se observaba un cielo que se nubla, enturbia y despeja. Según expusieron las curadoras (Constanza y María Inés Repetto) las nubes, la tormenta, representaban el conflicto y su disipación nuestra mirada omisa o naturalización frente al mismo. Más todavía: en el montaje las fotografías de la catedral estaban varios centímetros más arriba con respecto del suelo que las del cabildo. Elección curatorial tomada in situ durante el montaje de la muestra, tras un debate que dejaría al poder religioso por encima del político.
Del otro lado de la sala decenas de textos de las más variadas autorías se explayaban de punta a punta. Eran el resultado de una convocatoria abierta y pública para textos –de cualquier índole- que trataran sobre censura y/o autocensura. El resultado es ecléctico: relatos intimistas, análisis de obras de arte, poemas, reflexiones variadas. María Inés Repetto, comenta al respecto de la exposición y su montaje:
“Conceptualmente la muestra está divida en dos espacios: [por un lado], el espacio de circulación de las ideas: los textos y, [por el otro,] el espacio que tomamos nosotros para hacer el análisis crítico del tema pero a través de un discurso artístico que es, en este caso, fotografías. La muestra fue construida colectivamente (…), de alguna manera así como la cultura es una construcción colectiva, la hegemonía también lo es. (…) [Planteamos] una producción donde pudiéramos volcar nuestra mirada crítica de lo que llegamos a investigar y también donde pudiera participar gente con un espacio de libertad para expresarse colectivamente”.
Traducciones disruptivas logró aunar en una misma poética las voces y el trabajo de un colectivo de individuos que, en tanto tal, era diverso. Logró, por un lado, pasar de la etapa de investigación teórica y visibilización de los casos de censura estudiados (ver exposición anterior “Conflicto y censura en el arte local (1995-2015)”), a la producción artística per se. Y por el otro, dio lugar a variedad de reflexiones que, por su origen y su exposición yuxtapuesta, constituyeron una posibilidad de diálogo en sí misma.
El tono general de la muestra operó con cierto nivel de sutileza y precisión. Algo que podría considerarse en parte como una reacción a lo investigado en el proyecto anteriormente citado. Luego de conocer el accionar de grupos de fanáticos religiosos y políticos de turno que se auto-adjudicaron la potestad sobre espacios expositivos, obras de arte y la mera posibilidad de inaugurar una muestra, llegando en más de un caso a la violencia física y destrucción de obras sin reparo alguno, Traducciones Disruptivas elaboró discursos críticos pero permeables que, justamente, invitaron al “profundo debate pendiente en la cultura de Córdoba” (María Inés Repetto) y así se alejaron de metodologías cerradas o miradas totalizantes.
”La idea de la opacidad de los pliegues es eso que no se termina de ver pero que está ahí, que de alguna manera no es el discurso de un lado ni del otro, sino ese discurso que está en el pliegue, en la frontera, en el medio. Encontrar esa tolerancia posible para poder tener diferentes ideas y sentarnos y hablar manteniendo el respeto (…)” (María Inés Repetto)
Dentro de las múltiples problemáticas que esta muestra y la precedente investigación traen a colación, no es redundante preguntarse por el rol de la gestión cultural pública. Los casos investigados van de 1995 a 2015 e involucran espacios claves de la ciudad como el Cabildo Histórico de la ciudad, el Paseo del Buen Pastor, el Centro Cultural España Córdoba, entre otros. En todos ellos, ante la queja, intervención o violencia de ciertos sectores de la sociedad y grupos de choque por el contenido de las obras expuestas (de contenido político, que se apropian de imágenes religiosas o tienen que ver con sexualidades), hubo un casi inmediato abandono de los artistas y desprotección de sus obras: tras el surgimiento de la tensión, llegó la censura como primera y única solución.
Es entonces inevitable preguntarse por la libertad y la responsabilidad de los partícipes porque ¿qué pasaría, por ejemplo, si un grupo de fanáticos religiosos fueran a la Academia Nacional de Ciencias o al Museo de Ciencias Naturales e impidieran el ingreso o destruyeran lo allí exhibido? ¿Serían juzgadas aquellas personas? ¿Se verían obligadas a reponer lo dañado? En el caso del arte, parece ser que no. Ahora bien, ¿pueden los artistas apropiarse de cualquier símbolo o utilizar en sus obras el contenido que deseen y de la manera que deseen con total impunidad? Si sostenemos que sí ¿deben el estado o los gestores culturales defenderlos ante una situación conflictiva? ¿Cómo puede elaborarse una trama en la que ningún sector vea sus libertades atropelladas? ¿Cuál es la manera correcta de condenar las prácticas violentas de ciertos grupos y cuestionar su reivindicación sobre el dominio de los símbolos religiosos? ¿Cuáles son las voluntades que se enfrentan y superponen en el campo de lo artístico desde los diversos sectores de la sociedad?
Además de éstas y tantas otras preguntas, los proyectos de investigación aquí mencionados lograron hacer, en primera instancia, un relevamiento de una gran cantidad de casos del pasado reciente en los que la censura fue ampliamente ejercida junto con una invisibilización sistemática institucional de lo sucedido. Con ello, lograron difundir la problemática en diferentes lugares del país, acompañar y reconocer a los artistas que se vieron perjudicados en cada caso, empezar a elaborar los espacios e instancias necesarios para el imprescindible debate postergado y, además, consiguieron desarrollar producciones artísticas de forma colectiva que reflexionan sobre estas temáticas. Los proyectos del colectivo Traducciones operan tanto a niveles sociológicos y semióticos, como artísticos, reflexionando, a su vez, sobre la propia metodología de la investigación artística.
Algunos enlaces para profundizar:
Para seguir el proyecto de investigación / producción y conocer más sobre su recorrido:
https://censuraenelarte.wordpress.com/traducciones-disruptivas/
https://cepia.artes.unc.edu.ar/traducciones-construccion-de-una-poetica-critica-sobre-la-censura/
Documental sobre los casos relevados:
https://www.facebook.com/1106579089438720/videos/1106591006104195/
Carta abierta de Sofía Chaij y Juan Manuel Burgos ante la clausura de su exhibición en el Paseo del Buen Pastor en el año 2011:
http://vos.lavoz.com.ar/artes/dijimos-no-censura-contenido
Notas:
(1) Esta muestra/intervención del colectivo de artistas visuales Traducciones (integrado por Melisa Serrano, Constanza Casarino y María Inés Repetto), surge a partir del proyecto de investigación “Traducciones: una poética crítica sobre la censura” (CePIABIERTO 2016) dirigido por la Lic. Cecilia Candia. A su vez, es la continuación del proyecto “Conflictos entre prácticas artísticas y creencias religiosas (ciudad de Córdoba, entre 1995 y 2015)”(CePIABIERTO 2015) dirigido por Consuelo Moisset y con las mismas integrantes.