Reseña: LABERINTO / performance / video / instalación / experiencia lúdica
12 al 16 de mayo de 2016, Sala de Visuales, Sala Jorge Díaz y Hall Central del CePIA.
Por Mercedes Noguera (mercedes.noguera@gmail.com)
Imágenes: Marco Buontempo
Una intervención artística que es performance, video e instalación pero inevitablemente experiencia lúdica. Laberinto perdura en cada espectador que recorrió este mágico momento en el que hay que ver para creer.
Crónica de Baile
Desde el Hall Central de CePIA ingresamos a la Sala Jorge Díaz siguiendo el recorrido de la bailarina.
Ella danza en la ciudad.
En escena también baila y nos vemos nosotros, en vivo, proyectados allí.
Las imágenes se proyectan asimismo hacía atrás.
Podemos ver en imagen videográfica sus desplazamientos por el laberinto-escalera.
Con su vestidito intenta avanzar. Aparece el Minotauro.
Bailan juntos.
Ella se acerca a un precipicio. Cae.
Frente a la oscuridad, vuelve a moverse… sola.
Un espejo la refleja, él está ahí. Pueden mirarse.
Como al comienzo; ella se retira bailando de la sala y quedamos los testigos sin sonido y sin ficción.
Invitados al descubrimiento pasamos tras la pantalla y se devela el misterio de las estructuras y la filmación.
La música concreta la promesa “Esta experiencia tendrá como eje la relación del Arte con la Ilusión”.
Alto Laberinto
Entro a la Sala de Visuales acompañada.
La propuesta es caminar con la mirada dentro de una cajita.
El recorrido es un constante avanzar.
El espejo refleja instalaciones que invitan a la imaginación y la maravilla.
“Las percepciones cotidianas del público se verán alteradas a partir de su interacción con los espacios ilusorios generados”.
Sucedió. Volví en el tiempo a experimentar la aventura de transitar por mi casa mirando solo el reflejo de un espejo portátil.