Soliloquio A Dos Voces.

Director/a: Francisco Daniel Giménez

Responsable: Giselle Olivieri

Integrantes: Antonella Calzetti, Paulo Suarez, María Laura Gigena

Palabras clave: deconstrucción, performativo, poético, género.

 

Si bien nuestro proyecto se centra en un despliegue escénico performático, también tiene un entrecruzamiento con otras disciplinas. Puntualmente la música y las artes visuales. Este cruce es de nuestro interés para la obra en cuanto a que define una estética que proponemos y entendemos dentro del concepto cubista.

Este trabajo nace de un texto escrito, de carácter poético y en forma de alegato amoroso. Un reclamo romántico que deviene de un rompimiento de un estado de las cosas en crisis. Lo que lo hace bastante universal en cuanto al tratamiento de los temas que se desarrollan: el desencuentro entre dos personas, el despecho, los rencores, los resentimientos, la tristeza, etc.

Fundamentación:

Inicialmente este texto se pensó como una triada, un soliloquio (discurso que se dice para sí mismo) a tres voces, donde una mujer habla sobre un vínculo con otra mujer, un hombre habla sobre un vínculo con otro hombre y un último hombre habla sobre un vínculo con una mujer. A su vez este despliegue de tres soliloquios se concibió de forma independiente entre sí. Esta disposición de tres interlocutores lograba que el trabajo tomara un carácter variado en cuanto a las relaciones amorosas; una variedad que de ninguna manera refleja la cantidad de variaciones amorosas que se expresan en la realidad pero sí da una idea de la misma.

Luego, por cambios que se produjeron con los integrantes del trabajo, continuamos con sólo dos actores: una actriz y un actor, esta dualidad transformo el carácter no solo de lo dicho y su forma si no también su percepción y recepción. Ahora no estábamos viendo una variedad si no a una pareja hombre/mujer en crisis. Lo cual nos condujo a una reinterpretación del discurso performático, y el texto espectacular se modificó. Ocurrió que desde esta dualidad caímos en cuenta que en la percepción de un potencial espectador con respecto a la relación que plantean los personajes/voces era inevitable no llegar a una primera y probablemente única interpretación héteronormativa.

Esto nos condujo, entonces, al desafío de mostrar la variedad mencionada anteriormente, sólo que ahora desde una deconstrucción de este paradigma héteronormativo. Disolver en la mirada del espectador la idea de que un hombre y una mujer están destinados a unirse amorosamente de forma natural y justificada biológicamente sin posibilidad a otros tipos de uniones que en la realidad están presentes. Como así también indagar en aquellos aspectos gestuales, actitudinales, estéticos, o de comportamiento, que damos por sentado les son “naturales” a una persona y que por lo tanto definen su identidad y su aparente distinción de género. Cuando en realidad pensamos que hay de masculino y de femenino en cada persona en particular, teniendo presente el contexto sociológico y cultural que la contiene. A este respecto mencionamos las siguientes citas:

El cuerpo, en su particular materialidad, es el resultado de una repetición de determinados gestos y movimientos. Únicamente este tipo de actos dan lugar al cuerpo como algo individual, sexuado, étnico y culturalmente marcado. Así pues, la identidad -como realidad corporal y social- se constituye siempre a través de actos performativos […] Apelando a Merleau-Ponty, que no considera el cuerpo únicamente como una noción histórica, sino también como un repertorio de posibilidades que estar continuamente haciendo realidad es decir como un proceso activo de corporización de determinadas posibilidades culturales e históricas” FISCHER-LICHTE,E. (2011), “Aclaraciones de conceptos”, en Estética de lo performativo, Madrid: Abada Editores:55.

Hasta aquí y de esta manera, nos interrogamos si nosotros dentro del teatro y por medio de lo performativo de la escena en el actor construimos también realidad e identidad en torno a las cuestiones de género.

En relación al texto “Comprender el teatro. Lineamientos de una nueva teatrología” por Marco De Marinis, entendemos al teatro en su condición de acontecimiento viviente que observa la vida; ahora bien, en esta vida observamos que sus acontecimientos tienen cierto carácter ficcional en tanto falsedad que deberían ser revisados por el mismo teatro y esto es precisamente lo que nos incita a indagar acerca de algunos cánones normativistas que se ajustan a paradigmas instalados en el entramado social.

Para los artistas de nuestro siglo, la vida cotidiana y la realidad social se convierten cada vez más en el lugar y en el tiempo de lo inauténtico, de la falsedad, de las apariencias engañosas, de las ficciones hipócritas; y a ello se enfrenta el teatro, un teatro deseado y proyectado como el espacio-tiempo de la autenticidad y de la sinceridad” (pág. 177- DE MARINIS, M.(1997), “Capítulo VII. A través del espejo: el teatro y lo cotidiano”, en Comprender el Teatro I. Lineamientos de una nueva teatrología, Buenos Aires: Galerna: 171-186).