Colección de pequeños objetos azules, cds de música romántica, fotos de la ciudad, grafitis recreados sobre la pared, telas, ropa, textos, videos de performances, música con auriculares, son algunas de las muchas experiencias que componen el universo de las derivas. La propuesta “La deriva como posibilidad. Laboratorio abierto” nos acerca un registrode diferentes recorridos que se llevaron adelante como método de investigación en diversas disciplinas artísticas.
¿Qué es lo que tienen en común estos objetos que parecen rescatados azarosamente de distintos sitios? ¿Cuál es el hilo que conecta cada una de las estaciones además de una línea en el suelo que guía nuestro recorrido por la sala?
La deriva es la respuesta
La investigadora Belkys Scolamieri responde a cada uno de los muchos interrogantes que surgen y nos explica que la muestra es un recorte de las diferentes investigaciones en arte que llevan adelantes los miembros del equipo y que todas tienen en común la deriva como método de conocimiento.
La deriva supone una actitud lúdico constructiva para conocer espacios públicos, usando el azar y la asociación libre como herramienta desnaturalizadora del mundo. El objetivo no es reconocer, si no conocer con una mirada nueva el espacio que se recorre.
Las derivas que fueron expuestas consistieron en recorridos grupales por diferentes espacios públicos (Parque Sarmiento, Barrio Nueva Córdoba, Villa del Libertador, entre otros) en los que los participantes recorrieron el lugar con una consigna común. Así, el parque Sarmiento fue observado y experimentado por los derivantes con el lema “Mientras el lobo no está” y desde allí se establecieron diálogos y asociaciones con el espacio, que luego fueron puestos en común.
La fórmula que establecieron para realizar una deriva tiene un pequeño manual de instrucciones que en la sala es posible encontrar: Reunirse, hacer acuerdos, tener una actitud lúdico-constructiva, elegir una clave, reconocer emociones desconcertantes, andar-desviar-conocer.
La diferencia de las derivas con el azaroso paseo de un flâneur que recorre la ciudad sin objetivo es, básicamente, el registro de emociones desconcertantes, la consigna en común de los participantes y la actitud lúdico constructiva que permite que, de esos registros que se abren con una misma premisa o acuerdo, pueda construirse conocimiento.
Esta práctica, adaptada de la teorías del filósofo situacionistafrancés Guy Debord, es el conector de las distintas investigaciones en arte que el equipo lleva adelante y es el eje del laboratorio propuesto. Los situacionistas proponen de este modo establecer una reflexión a las formas de ver y experimentar la vida urbana.
Es la práctica de la deriva entonces una forma colectiva de construir conocimiento, de conocer, de desnaturalizar el mundo conocido, de romper los esquemas mentales con los cuales aprehendemos, salirse de los procesos habituales de conocimiento y construir un nuevo modo de mirar el mundo que nos rodea.
“La deriva como posibilidad / Laboratorio abierto” estuvo a cargo del grupo de investigación “Les Bonus Track” que coordinan Gustavo Blázquez, Pablo Molina, Florencia Pumilla, Belkys Scolamieri, Victoria Steffolani Ulla, Sofía Torres Kosiba y Soledad Videla.