Por Mateo Berlaffa (mateoberlaffa@gmail.com)
Imágenes: Gabriela San Martín y Marcos Denett (Equipo RDA)
“¿Cómo motivar a una mirada sensible-reflexiva-lúdica de lo cotidiano?”
Bien podría ser tomada como la pregunta sobre la que busca trabajar la exposición mediante el relato. Un relato que no se encuentra cerrado en sí y que pretende mostrar el proceso colectivo de una forma de trabajar con un espacio social concreto. ¿Por qué no se encuentra cerrado en sí? Porque permite ejercitar el imaginario del que participe activamente al visitar la exposición. Su carácter expositivo no se circunscribe a una pretensión absoluta y acabada, sino más bien busca trascender la idea de autoría canonizada.
La exposición de las bitácoras en la que se fusionan la técnica de grabado, anotaciones sobre la marcha y poesías que emergen, terminan por ser archivos de registro sobre un trabajo de años que relatan la cotidianeidad de un transcurrir particular y específico de cada actor social partícipe de la obra.
La idea de plantear una práctica artística colaborativa tiene implicancias de diversa índole: en primer lugar, supone un conocimiento previo de las características propias del espacio y los sujetos con los que uno interactuará; en segundo lugar, se hace necesario plantear una metodología que permita la eficaz comunicación con los actores sociales, y ello más allá del planteamiento metodológico que se haga; riguroso o no, procedimentalmente rígido o no…
Hacer de los sujetos del lugar los artistas de la obra, requiere de una participación en la que puedan desenvolverse sin pudor. Me permito tomar un ejemplo de esto mencionando un relato que forma parte de una de las bitácoras presentes en la muestra.
Dice así:
29.8.16
EL DORMILON
Me levante a las 6.40 hs primero me cambie y me levanto mi ermana y depsues me lave la cara y tome te me suvi al auto de mi papá me llevo asta la para espere asta que venga el colectivo y despue me suvi al colectivo asta que llegue al colejio y entre al aula.
Brandon Andres Criado
En esta anotación (con formato de diario) podemos percibir un archivo registrado mediante una fotografía sin otro tipo de limitación más que la propia del registro fotográfico. La diversidad de escritos, realizado por niños, hacen de estos relatos gráficos una obra colectiva en donde el concepto de autor único se desvanece.
Aquí entra en cuestión si estas representaciones pueden ser consideradas artísticas y sobre si determinada entidad (institución) tiene la voz final y total sobre si tal o cual obra es o no artística. En este sentido el espectador de la obra estaría viendo una obra artística porque así se ha decretado, algo difícil de poner en jaque si no se tiene en cuenta el funcionamiento del aparato que legisla y aprueba como artística una obra.
Y es justamente por esto que me gustaría volver a la primera frase (planteada en la misma exposición): ¿Cómo motivar a una mirada sensible-reflexiva-lúdica de lo cotidiano?
¿Cómo a partir de lo cotidiano podemos hacer un trabajo artístico colectivo que genere una reflexión lúdica en el que la vea, es decir, que más allá del entretenimiento propio de la obra, se pueda abrir lugar al planteamiento de interrogantes que surjan a partir de una condición social histórica y política específica?
Sin lugar a dudas es una tarea de gran complejidad, porque combinar la cotidianeidad con el arte y la reflexión es una tarea que a priori suena desmesurado y hasta imposible.
¿Es imposible? No. Aunque su dificultad reside en su ambición. Ambición porque busca combinar conceptos cuyo sentido pragmático se encuentran como diferenciados. De todas maneras, el intento de La Parra taller termina por triunfar en este sentido, nos incitan a usar nuestra imaginación para recrear imaginariamente las situaciones que leemos, sumergirnos en un mundo creado ficticiamente en nuestra cabeza, pero cuyo anclaje son espacios y eventos que sucedieron y que conocemos desde la mirada de los que la presenciaron.
Entre una de las tantas interesantes citas de la muestra, resuena la siguiente:
“Cada voz trae una experiencia de vida y va tramando con las otras una compleja red que, podría pensarse, es el relato vivo que una comunidad hace de sí misma. Tras las grandes transformaciones económicas de las últimas décadas, sin embargo, la propia idea de comunidad se ha vuelto también una especie de rompecabezas”
F.W
Con esta frase termina de entenderse como un grupo social se conforma en base a redes de interacción complejas, que se ve teñida por un marco socio-político y cultural concreto que determinará la representación de la obra en sí.
La idea de un sentido inalterable de la obra se derrumba con producciones de esta índole. La representación artística de la cotidianeidad no puede pensarse bajo estos términos debido a la mutación que transforma continuamente la noción de representación artística de la realidad, sujeta a cambios de paradigmas no solo en la concepción del cómo representar, sino en el que busca representarse.
En “Relatos gráficos de los cotidiano” podemos ver una concreción de cambios en la manera de plasmar una realidad de manera artística. En la que la combinatoria de una técnica mixta (que mezcla escritura, grabado, fotografías y dibujo), con una narrativa que excede la idea de unicidad autoral, permiten una reconceptualización sobre qué agentes integran la conformación de una producción artística.