Reseña: Ciclo Planeador #2. CONOCIMIENTO LIBRE : Derecho de Autor y Derechos Culturales en Producciones Artísticas.
13 de abril de 2016, Auditorio CePIA.
Por Rosario Sciú (charossciu@gmail.com)
Imágenes: Marco Buontempo
No todo lo que brilla es oro y no todo el conocimiento está al alcance de un click. El debate sobre derechos de autor y derechos culturales en la producción artística y el conocimiento libre en la segunda edición del ciclo Planeador en el CePIA.
Viviendo en un mundo digitalizado, en el que los límites del espacio y el tiempo son constantemente superados por las comunicaciones y el flujo de información, nos situamos en el epicentro de grandes debates sobre el conocimiento. Es necesario hacer hincapié en el valor fundamental que tiene la información para el desarrollo de cualquier individuo y para la sociedad, así como también en las herramientas para su distribución.
En este marco surgen algunos interrogantes: ¿de qué manera se difunde el conocimiento? ¿Qué papel juega la legislación vigente en materia de derechos de autor? ¿Se encuentra la ley actualizada en relación a las prácticas entre individuos e instituciones en la distribución de información? Y más aún, el conocimiento, el patrimonio cultural y artístico ¿son en última instancia propiedad de una persona? ¿Es un derecho el acceso al conocimiento?
Resulta un tanto ingenuo pensar que lo producido por un sujeto aparece de la nada y no reconocer los diferentes agentes que participan en el proceso de producción. Así como nuestra identidad está conformada por incontables historias, personas y lugares por los que hemos transitado; también en nuestras investigaciones y producciones la jurisprudencia existente tiene un papel fundamental. Es entonces atrevido y erróneo pensar que un productor, de la rama que sea, trabaja solo y aislado de la sociedad. Consecuentemente cabe preguntarse cómo debería distribuirse el conocimiento generado, sabiendo que para su gestación participa, directa o indirectamente, una compleja trama de autores e información que es imposible de rastrear, además de utilizar, a veces incluso, fondos económicos estatales y/o de diferentes procedencias. ¿No debería entonces su distribución ser abierta? ¿Ampliar la red de conocimiento existente y contribuir a otros en su desarrollo? ¿No debiera ser el conocimiento un bien público?
Sobre estos temas versó la segunda edición del ciclo Planeador el pasado 13 de abril de 2016 en el CePIA. Las invitadas procedentes de diferentes espacios académicos son agentes activos en la redefinición del acceso al conocimiento. Ellas fueron Alejandra Nardi, de la Oficina de Conocimiento Abierto de la UNC, María Eugenia Moreyra, de la Biblioteca de la Facultad de Artes – UNC, Soledad Roqué, del área de Tecnología Educativa también de la Facultad y Lila Pagola, de la Fundación Vía Libre y Creative Commons Argentina.
Actualmente, una de las maneras de tomar partida en el debate sobre el conocimiento, es implementando licencias abiertas. A diferencia de lo que muchas veces se piensa, éstas no implican renunciar a la propiedad intelectual, sino en cambio reformularla. Además de ser fáciles y rápidas de implementar, pueden combinarse según se prefiera, permitiendo, por ejemplo, la distribución y reproducción del material pero no su modificación. “Algunos derechos reservados”, “copyleft” o “creative commons” son diferentes caras de una misma idea: compartir el conocimiento para el bien común es mejor que restringirlo. En la página web de Creative Commons (creativecommons.org), accesible en más de 30 idiomas, se brinda toda la información necesaria para entender cómo funcionan las licencias y qué permiten.
Las licencias abiertas, los repositorios digitales, las herramientas didácticas y tecnológicas e internet, son algunos de los recursos disponibles actualmente que bregan por nuevos paradigmas científicos y culturales. Es nuestra posibilidad y responsabilidad aprovecharlos y ser agentes comprometidos a la hora de producir conocimiento.