Reseña sobre la Tesis de Artes Visuales “La negación del sentido en la indicialidad fotográfica” de David Baulina.
Por Mercedes Noguera
Imágenes de textos en blanco y negro se despliegan alineadas. Son fotocopias de páginas de libros que se encuentran en la biblioteca. “Es un juego de distintos índices: estoy indicando los textos que pertenecen a la institución y de alguna manera dan una definición” comenta Baulina.
La sala de Artes Visuales del CePIA se completa con una serie de fotografías sobre la pared organizadas en columnas y filas, y un texto escrito que da algunas pistas y condiciona la observación. “El producto, es decir, la foto terminada, no es lo central sino más bien seguir el programa planteado” afirma David. Y es en el texto a muro donde dicho programa se encuentra explicitado: “El programa esta producido siguiendo dos variables: apertura del diafragma y tiempo de exposición. La acción realizada fue trazar una línea imaginaria, lo mas recta posible, recorriendo una distancia fijada ( los límites marcados por los hombros) con un objeto luminoso.”
El auto incluye marcas en el texto para que el lector pueda cambiar su interpretación. El autor propone un lector; ya que todo el tiempo esta dándote señales del sentido en que hay que leer la obra.
“La fotografía es el único registro de la acción”
La obra central es una acción. Tiene relación con ciertas experiencias de los años sesenta en las que el único registro son las fotografías. Baulina recupera “el uso de la fotografía como un índice de algo que pasó, de algo que no está en la fotografía… La acción esta hecha para producir la fotografía y la fotografía no esta hecha para documentar la acción”.
Hacia el final de la muestra se encuentra un grupo de imágenes “movidas” a causa de variar el tiempo de exposición de la toma. En relación al proceso el artista relata: “Lo primero que había empezado a hacer era sacar fotografías de una estructura, las vectorizaba y después las espejaba. Es decir que tenía algo espacial pero al mismo tiempo era totalmente abstracto. No se terminaba de reconocer un objeto. Se me había ocurrido trabajar con un objeto plano (una hoja) y a través de un origami hacía que se volviera volumétrico y de alguna manera vencía esta cosa de estar condenado solamente a ser un soporte de la representación.”