Cada monólogo

Reseña: III Jornada de Teatro Comparado en Córdoba. Panel “Escribir, leer, escuchar, dirigir, actuar el monólogo”. Con Gonzalo Marull y Maura Sajeva. Coordina: Papeles Teatrales. Jueves 29 de noviembre de 2018, 18 hs. Auditorio CePIA, Facultad de Artes, UNC.
Por Mercedes Noguera (Equipo Comunicación-CePIA)


Desde el escenario, la representante de Papeles Teatrales se refiere a Maura Sajeva como actriz y participante de la dramaturgia de la obra de teatro “Bilis Negra”. Expresa que Maura es también docente de la carrera de teatro, directora del departamento Teatro de la Facultad de Artes de la U.N.C y forma parte del elenco de V.O.S, obra de Carol López dirigida por Rodrigo Cuesta.

Completa el panel Gonzalo Marull, docente, director y dramaturgo. Autor, entre otras obras de Reconstrucción de una ausencia”.

La introducción anuncia que van a hablar de sus experiencias vinculadas con el monólogo desde diferentes perspectivas.

En esta reseña intento resumir lo escuchado, quizá escribir un monólogo para Maura y otro para Gonzalo pueda ser un recurso a tono con el evento.

-Maura:
Yo no quería hacer un monólogo, bajo ningún punto de vista, me daba terror. Nunca había hecho y no estaba en mis planes. Nos juntamos con Daniela Martín a trabajar un texto clásico que era Fedra, de Racine.

Estaba la idea de invitar a otras personas para actuar. Leímos también “Fedra” de Juan Mayorga y “El cuerpo utópico” de Foucault.

Durante las improvisaciones Fedra empezó a hablar del dolor del desamor, del fuerte dolor físico, emocional y de las pérdidas de seres queridos, es decir la historia del dolor en mi vida.

Fedra empezó a hablar y no estaba viva.

Llegamos al final del proceso y teníamos un monólogo.

-Gonzalo:
Durante mucho tiempo pensé que el monólogo era gente que hablaba sola. Hasta que en un seminario con Sergio Blanco escuché “el monólogo es el momento de mayor compañía. No de mayor soledad”. Porque el monologante sale en búsqueda del espectador; porque el teatro siempre es dialógico. La paradoja es que esa palabra que está muy acompañada (porque está pidiendo ayuda) no tiene respuesta, entonces está muy sola también. Es la palabra más acompañada y más sola que tiene el teatro; lo que lo hace al monólogo un territorio extraordinario para lo dramatúrgico y lo actoral. Después de eso exploré las fórmulas del monólogo de Sanchis Sinisterra y trabajando de esa manera, escribí una obra que se llama “Pelotero”. En ese recorrido aparece Marco Antonio de la Parra que, en su texto “La palabra en el abismo”, expresa: “El monologante es un animal herido; si no sangra no tiene sentido. No es un cuentacuentos”. Es un texto maravilloso. La palabra al ser encarnada, al ser dicha ya busca una presencia, un presente. La palabra en el monólogo ES presente pero en el transcurso del desarrollo del monólogo (como dramaturgo) la tensión se establece entre cuantas palabras trabajo en ese presente, en lo que se llama aquí y ahora- acción presente, y cuantas palabras trabajo en el allá entonces. Esa es la tensión más importante.

El verbo en pasado nos lleva al relato.

El monólogo está en el cuerpo (de la actriz) y el vínculo con la platea va a ser fundamental para poder construir ese “animal herido, ese animal herido que sangra, si no sangra no vale”.

La palabra en el monólogo es una palabra paradojal, extraordinaria y fundacional.

Uno de los secretos tiene que ver con la conjugación del verbo, porque el verbo es el territorio de la acción y cuando nos preguntamos ¿qué pasa?, la respuesta es el verbo.

La mediadora de la mesa expone recurrencias entre “Bilis negra” y “Reconstrucción de una ausencia”: la tensión entre vida – muerte; entre presencia – ausencia.

Ella hace notar que a nivel de formato visual la obra de Marull tiene forma de versos libres.

En ambas obras los personajes son seres solos (que buscan compañía), pero la decisión dramatúrgica fue hacer ingresar otras voces, múltiples voces y hacer una especie de polifonía de voces en un solo cuerpo.

-Gonzalo:
“Reconstrucción de una ausencia” es una historia es muy personal, porque Baron Biza fue íntimo amigo de mi padre durante cuarenta años. Para escribir, yo tenía en mi poder (algo que me está generando ahora un conflicto) unas cartas de mi padre; además la historia de Barón Biza es muy pública también. El relato ya me había entusiasmado y decidí involucrar a mi padre en esto.

Nunca había tenido en cuenta el cómo presentar un monólogo en la hoja y, de alguna manera, estoy proponiendo un diálogo con el actor, con su cuerpo y con su capacidad de reflexionar. Dejar tanto espacio en blanco en la hoja es una propuesta.

Escribiendo “Reconstrucción de una ausencia” me dí cuenta que a Jorge lo había atravesado internamente la tragedia y que él no podía escapar del mandato familiar. Jorge estaba hablado por otros, esto me dio una pauta dramatúrgica.

-Maura:
Bilis negra empieza así “Aquí yace el cuerpo de Fedra, cuerpo muerto, suicidado. Asistimos a la autopsia de los signos degradantes del desamor “ y la obra termina con la frase “ El cuerpo está aquí”.

Digamos que hay algo de revivir al cuerpo en tiempo presente que tiene que ver con que Fedra empieza muerta y es presente y su cuerpo está vivo y termina hablando.

El relato es el cuento clásico: la muerte de Hipólito y el dolor en una situación pasada.

Pensamos el texto como poema. Nosotras hacemos hablar las voces y elegimos escribirlas con letras diferentes. Muchas veces ensayábamos en la mesa a través de una lectura o memorizado el texto y Agustín Domínguez haciendo la música con la computadora.

El teatro leído podría ser una versión de Bilis, ahí me parece que encontramos la sensación: la idea de poema.

-Gonzalo:
Lo maravilloso que tiene el teatro como arte político, es su firma colectiva que siempre va a estar. Por más que todo apunte a que estemos cada vez más solos, el teatro no puede, siempre hay una búsqueda hacia el otro.

El teatro es un lugar donde la creatividad explota en muchísimas dimensiones.

En las últimas obras que escribí yo, estuve haciendo un paralelo entre el concepto de la filosofía sobre el amor y el teatro. Sobre la idea de que el amor se construye a partir de dos; dos que se encuentran, que construyen y que a esta construcción hay que hacerla duradera. Hay algo del monólogo que puede tener que ver con eso.

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Maura Sajeva y Gonzalo Marull regalan anécdotas, con humor y en complicidad van tirando fórmulas personales y confesiones sobre la vida interior de la actriz o experiencias como actor.

La moderadora de Papeles Teatrales acierta al expresar que “el encuentro con la platea diluye la posibilidad de pensarse en soledad, de pensarse individualmente en el monólogo”.